Fallar

Últimamente y cada vez con mayor intensidad tengo una fuerte inclinación hacia el orientalismo, en particular a todo lo que tiene que ver con japón, incluso 2 de los 3 libros que estoy leyendo tratan de japón, A history of japan de Caiger y Manson y The nobility of failure de Ivan Morris. Así mismo he leído el Tao te king, Hagakure, El tao de la vida cotidiana y Dokkodo, así como muchos artículos sobre su historia y leyendas; pero sobre todo he visto un montón de películas y anime últimamente. No puedo dejar de notar cómo es distinta la estructura de sus historias a las historias occidentales que suelen ser a mi parecer bastante cuadradas. En las historias japonesas el protagonista no siempre gana, no siempre se queda con la chica, no siempre es admitido en la universidad, no siempre gana la batalla final, no siempre conquista al enemigo, de hecho muy a menudo pierde y a veces eso le cuesta la vida pero no por eso el honor, incluso cuando un samurai había perdido el honor siempre podía recuperarlo por medio del seppuku (suicidio ritual). Para los japoneses, y no es que sea una experta en el tema, pero es lo que alcanzo a percibir, no se trata de ganar sino de honor, lealtad, valor, de cosas que son más importantes que la vida misma cosas que están por encima de nosotros, cosas en las que podemos creer y por las que podemos luchar y morir.

Creo que podemos aprender mucho de esta manera de ver la vida, y entender que no se trata de cuanto has ganado sino de cuanto te has esforzado o más aún cuán grande es lo que luchas por alcanzar.

Fallar es algo que está implícito en el camino del aprendizaje, en el camino de la vida, sólo en las fantásticas historias occidentales el protagonista siempre gana todo y en todo; pero en la vida estamos destinados a fallar una y otra vez para aprender múltiples lecciones. Y cuando estamos en busca de la grandeza vale la pena fallar y seguir intentándolo con todas nuestras fuerzas.